lunes, 13 de agosto de 2012

EDAD ANTIGUA


LAS CULTURAS ORIENTALES

1.1. División de la historia y características de cada época

La historia propiamente dicha abarca el estudio de la evolución de los pueblos que dejaron información escrita. Comienza en el año  4000 a. de C. aproximadamente, cuando aparecieron las primeras escrituras, y llega hasta nuestros días. Como los tiempos históricos comenzaron entre las poblaciones de Asia, norte de Africa y Europa, y la evolución de dichos pueblos es la mejor investigada y más conocida, se ha llamado Historia del Antiguo Continente.

La historia del Antiguo Continente se divide en cuatro edades: Antigua, Media, Moderna y Contemporánea.

La  Edad Antigua (4000 a. de C. hasta el 478 d. de C.) abarca las culturas orientales en donde se inventaron la escritura, el calendario, el trabajo de los metales, los canales de regadío y otras técnicas agrícolas. También comprende altas culturas mediterráneas Grecia y Roma. Esta edad se caracterizó por el desarrollo de altas culturas, la formación  de grandes imperios, el origen de las religiones muy elevadas que han influido hasta hoy en los hombres y por el predominio de la esclavitud en las civilizaciones qreco-romanas

La Edad Media (476-1492) comprende desde la caída del Imperio Romano hasta el Descubrimiento de América. En ella predominó en Europa un sistema político, jurídico, militar y, social denominado feudalismo y una economía agraria de la subsistencia. En Asia occidental y el norte de Africa se impuso una nueva y brillante civilización: el Islam.

La Edad Moderna (1492-1789) se extiende desde el Descubrimiento de América hasta la Revolución Francesa. Durante esta edad se consolidaron los estados europeos y se desarrolló el capitalismo comercial. Las grandes potencias colonizaron América y conquistaron algunas regiones asiáticas.

La Edad Contemporánea (1789-hoy). La Revolución Francesa derrocó el viejo régimen político y social imperante en Europa. Se desarrollaron nuevas ideas (liberalismo, nacionalismo, socialismo), surgió el capitalismo industrial que predomina  en nuestro tiempo y las ciencias iniciaron un vertiginoso progreso científico que continúa.

1.2      Las grandes culturas orientales y los factores qué contribuyeron a su desarrollo

Comenzaron su formación en cuatro llanuras fertilizadas por los ríos. Esas cuatro llanuras fueron la cuna de los tiempos históricos: la llanura del Nilo, en Egipto, la del Tigris y el Eufrates, en Mesopotamia, la del Indo, en India, y la del Hoangho (río amarillo) en China.

Los factores que contribuyeron a la formación de altas culturas en esas regiones fueron:
  • La humedad y fertilidad del suelo que atrajeron numerosos grupos humanos.
  • Los cultivos de cereales (trigo, cebada y otros) y la cría de vacunos, lo cual favoreció una mejor alimentación.
  • Las inundaciones que provocaban las crecidas periódicas de dichos ríos obligaban a trabajar coordinadamente, a construir diques, canales de riego para controlar las aguas y a desarrollar la creatividad científica y técnica para imponerse al medio. Todo ello influyó en que pronto los grupos pasaran de una vida tribal a formar verdaderos estados.

1.3      China

1.3.1   Medio geográfico. Esta civilización o alta cultura se formó en la cuenca del Hoangho, al norte de China, río que se desborda entre junio y septiembre debido a los aguaceros de la estación de verano. El río arrastra Ioess, una finísima capa de polvo muy rica para cultivar cereales. Poste­riormente la población se extendió hacia el sur y colonizó la llanura del Yang tse Kiang, más cálida y favorable al cultivo del arroz. Desde tiempos muy remotos, este medio, aislado del resto de Asia por montañas y desiertos, favoreció una agricultura intensiva a base del riego pero tam­bién contribuyó más tarde a que el país se aislara y mantuviera apegado a sus tradiciones sin admitir cambios ni en las técnicas ni en las institucio­nes sociales y religiosas. Otra influencia de este medio fértil y aislado fue la alimentación vegetariana que persiste hasta hoy.

1.3.2 Organización económica y social. 

Al norte se cultivaba trigo y millo; al sur arroz. Las tierras pertenecían a los nobles o aristócratas y al estado que las distribuía entre las comunidades campesinas y controlaba la producción agrícola. También pertenecían al Estado las minas y fundi­ciones de hierro. Desde fines de la Antigüedad existió un intenso comercio de seda, por medio de caravanas que atravesaban desiertos y montañas para venderla en lejanos países.

La célula de la sociedad era la familia patriarcal y numerosa. Hijos y nietos con sus esposas vivían en la casa paterna. El Estado fijaba la edad para casarse; no se admitía la soltería. De acuerdo con la riqueza y las funcio­nes que los miembros de la sociedad desempeñaban, ésta se dividía en los sectores o clases sociales siguientes: en primer lugar la nobleza com­puesta por ricos propietarios de tierras; seguían los mandarines o funcio­narios del Estado (jueces, recaudadores de impuestos, policías, inspecto­res y demás personas que estaban al servicio del Estado); por debajo se encontraban los mercaderes y artesanos, cuyas actividades también con­trolaba rígidamente el Gobierno; y en la base de la pirámide social la inmensa masa de campesinos trabajadores que disfrutaban de muy pocas libertades. Fuera de estos grupos había esclavos (prisioneros de guerra y caídos en esa condición por no pagar sus deudas). Los esclavos no eran mayoría ni constituían el sector productivo; trabajaban en minas y construcciones pero no eran considerados personas sino objetos que se com­praban y vendían.

1.3.3 El gobierno y las dinastías. La China llegó a formar un extenso y poderoso imperio centralizado y gobernado de manera autoritaria y despó­tica por el emperador a quien sus súbditos consideraban Hijo del Cielo, intermediario entre el cielo y la tierra, causante de la prosperidad o la pobreza según sus actos fueran buenos o malos. Millares de Mandarines hacían sentir el poder sin límites del emperador. Un ejército afianzaba este poder.

A partir del 1770 a. de C. tenemos información escrita de la primera dinastía histórica, la Shang en cuyo tiempo ya existían los canales de riego, el calendario, la escritura y el trabajo del bronce. A esta dinastía sucedió la Chou (1027-256 a- de C.) bajo cuyos emperadores los grandes príncipes propietarios de tierras se independizaron de la autoridad impe­rial y lucharon entre sí. La unificación la impuso Shi Huang ti. Príncipe de Ch´in, fundador de la dinastía de este nombre y a quien se atribuye la verdadera creación de la monarquía autoritaria. Shi Huang ti se impuso a los príncipes, unificó las leyes y redistribuyó las tierras que arrebató a los poderosos. Entre el 206 a. de C. y el 220 d. de C. reinaron los monarcas de la dinastía Han, la cual extendió el Imperio por medio de conquistas militares y también inició el estancamiento cultural al imponer oficial­mente las creencias y costumbres tradicionales. Por esta época dominaba en Europa y todo el Mediterráneo el Imperio Romano.


A fines de la Antigüedad el Imperio se desmembró ante las invasiones de grupos bárbaros situados al norte. Hacia el siglo VI d. d. C. el país se unificó otra vez y reinaron varias dinastías. Bajo los Tang (618-907) China vivió su siglo de oro literario y artístico mientras el comercio de la seda daba prosperidad al Imperio. En el siglo XIII, los mongoles (pueblo invasor del norte) ocuparon el país, proclamaron emperador a su jefe Kubilai Khan (1260-1294) y abrieron China al comercio y a las ideas de otros países. Los chinos lograron expulsar a los mongoles (1368) y establecer en el trono una dinastía nacional, los Ming, cuyos monarcas cerraron los puertos chinos al comercio con los extranjeros y expulsaron a estos. El país continuó durante siglos sin cambios notables y aferrado a su ritmo tradi­cional de vida hasta fines del siglo XX.

1.3.4   En China nacieron dos grandes religiones que afianzaron el tradicionalismo y el culto a los antepasados. El taoísmo fue predicado por el bibliotecario Lao Tsé (604-514 a. de C.). Esta religión explica que el universo está regido por fuerzas (Yang, principio de calor y vida, Yin, principio de muerte y frío y Tao, principio supremo que coordina el movimiento del universo). El hombre debe ser contemplativo y rechazar deseos y ambiciones. El confucianismo se debe al maestro Confucio quien vivió también en el siglo VI a. de C. Más que una religión, Confucio predicó una elevada moral de perfeccionamiento a base de repetir buenas accio­nes y de respeto a los gobernantes, a los ancianos y a los padres. Esta moral se impuso oficialmente desde la dinastía Han y rechazó todo cambio por considerarlo un irrespeto a los antepasados.

Posteriormente se introdujo el budismo, originario de la India, que fue la religión más popular.

1.3.5     Aportes de China. El amor a la naturaleza inspiró bellos poemas y una original pintura de paisajes sobre seda y telas. Los chinos no hicieron grandes construcciones en piedra pues prefirieron casas de madera y poca altura que armonizaran con la naturaleza. Los mandarines chinos fueron excelentes matemáticos, botánicos y astrónomos; los cana­les de regadío eran verdaderas obras de ingeniería. Además inventaron relojes de agua, molinos para mover los fuelles de las fundiciones de hierro, el compás, el sismógrafo, la imprenta de madera, el papel, la tinta (que lleva su nombre) y la pólvora que empleaban en fuegos artificiales. También practicaban la acupuntura.

1.4      India

1.4.1     Medio geográfico. En la enorme península indostánica hay tres
regiones: al norte la cordillera del Himalaya que aísla el país de China, en el norte y centro las llanuras fértiles del Indo y el Ganges, y al sur la península de Ceilán bastante seca y erosionada, La isla de Ceilán completa el marco geográfico. La excesiva humedad del Ganges y aun del Indo se deben a los aguaceros provocados por los vientos monzónicos que en verano (junio a septiembre) soplan del océano Indico hacia la India. Fue en estas llanuras donde se originaron las altas culturas históricas de India. En la india hubo muchas invasiones de diversos pueblos que entraron por la llanura abierta del Indo. Esta población de tan distintos orígenes y las diversidades regionales impidieron la unificación permanente de la India.

1.4.2 Períodos históricos. En el V milenio a. de C. se desarrolló en el Indo la avanzada cultura de Mohenjo Daro y Harappa (así llamada por las ciudades descubiertas). A esta alta cultura que se extinguió, sucedió la invasión de los arios o indoeuropeos con los cuales comenzó el primer período histórico de la India, el período védico (2000-l000 a. De C.) así conocido por los libros sagrados Vedas del pueblo invasor. Este sometió a la población nativa (los dravidianos) y la redujo a servidumbre.

Entre el 1000 y el 321 a. De C. se vivió el período brahmánico porque los sacerdotes ejercieron un papel decisivo y organizaron las creencias y las castas. Del 321 a. de C. al 480 d. de C., la India logró convertirse en imperio que gobernaron distintas dinastías y predominó la religión budista; de ahí el nombre de época de imperios y budismo. Las dinastías más célebres fueron: los Maurias, los Kuchanas y los Guptas. Desde el siglo V la India sufrió nuevas invasiones, se fragmentó política y culturalmente y se impuso como religión el hinduismo (que es una renovación del brahma­nismo) y la que cuenta con más adeptos actualmente en el país.

1.4.3 Economía, sociedad y gobierno. La producción de arroz a base de riego era el sustento básico de la densa población, la más vegetariana de todo el Lejano Oriente por la prohibición religiosa de comer carne. El algodón, las piedras preciosas, el marfil y los metales se dedicaron al comercio que fue mucho más activo en India que en China.

La riqueza, pero sobre todo la religión, contribuyeron a dividir la sociedad en grupos sociales cerrados, vitalicios y hereditarios llamados castas. Los que nacían en una casta no podían pasar a otra ni casarse con miembros de otras castas. Estas eran 5: los brahmanes o casta sacerdotal regía la cultura del país y participaba en el gobierno; los chatriyas formaban la casta guerrera, propietaria de tierras y gobernante; los vaisias eran arte­sanos, comerciantes y pequeños propietarios; los sudras integraban la numerosa casta de campesinos trabajadores que no eran libres pero tampoco esclavos. Por último se encontraban los parias o intocables, expulsados de sus castas por incumplimiento de las leyes; estos debían vivir en aldeas fuera de las ciudades pues hasta su respiración y su sombra se estimaban impuras.

Los diversos principados en que se dividía la India estaban gobernados por príncipes de la casta chatriya asesorados por los brahmanes.

1.4.4 El brahmanismo y el budismo fueron las dos grandes religiones de India. La primera predicó la creencia en la reencarnación y afianzó el sistema de castas. Enseñaba Que el Brahman es un soplo vivificador y purificador del universo del cual emanan todos los seres  creados y que las castas estaban formadas por aquellos que tenían el mismo grado de impureza; era preciso reencarnar, vivir varias existencias para lograr la purificación total. Llevando una vida de perfección al morir se reencarnaba en personas de castas superiores. Si ocurría lo contrario, se reencarnaría en miembros de castas inferiores. El fin de cada hombre era volver al Brahman del cual había salido.

El budismo fue predicado por el príncipe chatriya Sidarta Gautama (560-480 a. de C.) quien abandonó sus riquezas, predicó el renunciamiento a todo deseo para alcanzar el Nirvana o estado anímico de paz y felicidad, y vitar así el fatal ciclo de reencarnaciones.

Gautama fue amado Buda (el iluminado) o Sakia Muni (el sabio de Sakias). Su doctrina se impuso en la India por su elevada moral y se propagó por China, Indochina, Corea y Japón convirtiéndose en Ia religión predominante en esos países, pero después de varios siglos los budistas fueron expulsados de la India ante las persecuciones de los brahmanes. Para atraerse a las castas populares los brahmanes simplificaron su religión e integraron las creencias en las numerosas divinidades populares. Así explicaron que hay tres grandes dioses Brahma, creador, Siva, destructor y Vischnú protector. Esta religión incluyó ritos y purificaciones para Iiberarse de las reencarnaciones pero afianzó definitivamente el sistema de castas que ha predominado en la India hasta nuestros días y el estancamiento de la India.

1.4.5 Aportes culturales. Los hindúes tenían una lengua riquísima, el sánscrito, y en ella dejaron obras maestras de la literatura universal como el Ramayana y el Mahabarata El primero es libro de religión y normas morales; el segundo es un relato legendario de la invasión de los arios. La gran capacidad de abstracción de los sacerdotes les permitió desarrollar las matemáticas: inventaron el cero y los números que usamos, impropia­mente llamados arábigos porque fueron los árabes los que los dieron a conocer en Europa, echaron las bases de álgebra y la trigonometría, y crearon el juego del ajedrez.

La sabiduría hindú y su aptitud para la contemplación estática originó el yoga o gimnasia respiratoria a base de posiciones corporales y concentración mental para que la mente domine al cuerpo. La religiosidad inspiró templos monumentales y excesivamente decorados; sus esculturas son figuras humanas en posiciones complejas y eróticas, y también de anima­les y motivos vegetales.

1.5      Las culturas del Cercano Oriente
     
En Asia Occidental y Egipto se desarrollaron las otras culturas orientales. A esta región por su proximidad a Europa se le llamó Cercano Oriente. Las llanuras fértiles del Nilo y del Tigris y Eufrates fueron los focos de culturas más avanzadas, en tanto que otras secundarias tuvieron por escenario los oasis y las mesetas semiáridas del Cercano Oriente. A diferencia de India y China, que han continuado hasta nuestros días, las culturas del Cercano Oriente se extinguieron después de siglos de esplen­dor.

1.6      Egipto

1.6.1 Medio geográfico y periodos históricos. El Nilo es el río más largo del mundo y hacia junio se desbordaba e inundaba la desembocadura y una ancha franja a ambos lados del río a la altura de Egipto. Las inundaciones se debían a los deshielos de los montes del centro de Africa pues en Egipto rara vez llueve. Actualmente la represa de Asuam regula el caudal del Nilo y el país no se inunda. Sin el río Nilo, Egipto seria un desierto como Libia o el Sáhara.

La historia egipcia comenzó cuando los clanes formaron 2 reinos: Alto Egipto y Bajo Egipto. Hacia el 3335 a. de C. los dos quedaron unificados al triunfar el Alto sobre el Bajo Egipto, y comenzó el imperio tinita.

Después hubo tres grandes períodos:

Imperio Antiguo (2800-2200 a. de C.) con capital en Menfis cuyos reyes o faraones hicieron construir las famosas pirámides o templos funerarios. Las ravueltas internas pusieron fin al Imperio Antiguo.

Imperio Medio (2050-1780 a. de C.) Después de años de crisis y desunión, los príncipes de Tebas impusieron la unidad y su ciudad pasó a ser la capital. El Imperio Medio cayó bajo la invasión de los hicsos, pueblo que dio a conocer los caballos y el hierro y se impuso 200 años en Egipto.

Imperio Nuevo (1580-1100 a. de C.). Nuevamente los príncipes tebanos unificaron Egipto y expulsaron a los hicsos. Los faraones de este periodo realizaron grandes conquistas. A partir del 1100 a. De C., el país entró en decadencia y cayó finalmente bajo la dominación persa y luego de otros imperios.

1.6.2 La cultura egipcia. Se conoce gracias a que en el siglo pasado el sabio francés Juan Bautista Champollion logró descifrar la Piedra de Roseta, en la que había dos tipos de escritura jeroglífica (de hieros = sagrado, y gliphos = signos) y un texto en griego que facilitó la tarea. La escritura jeroglífica se hacia en piedra a base de dibujos de objetos, plantas y animales. Existían además otros signos que simplificaban el dibujo jeroglífico y se hacían con tintas sobre hojas de papiro. Esta última se llamaba demótica o popular (de la palabra griega demos = pueblo). Gracias al dominio de los jeroglíficos se ha podido conocer que el país estaba regido por un faraón a quien su pueblo veneraba como un dios por considerarlo hijo del dios solar. El faraón gobernaba despóticamente a través de millares de funcionarios o escribas que imponían la centrali­zación. El matrimonio egipcio era monogámico y la prole abundante. La sociedad se dividía en: nobles y sacerdotes, poseedores de tierras y privile­gios; escribas o burócratas del Estado faraónico; artesanos y mercaderes de escasa importancia social; y por último la mayoría campesina. También había esclavos al igual que en China pero eran extranjeros, poco numero­sos y no tenían a su cargo la producción básica. Las tierras pertenecían a la nobleza, los templos y el Estado que distribuía esas tierras entre los campesinos con la obligación de dar una parte de la cosecha para el Gobierno y otra para los templos.

Lo más distintivo de la cultura egipcia fue su religión basada en la creencia en el dios solar Ra, el dios Osiris de la vegetación y el mundo de los muertos y en centenares de divinidades muchas de ellas animales (el escarabajo, el buey, etc.). Pero lo más firme de las creencias egipcias fue el culto a los muertos y su esperanza en alcanzar otra vida mejor después de ésta. Para ello debían observar una elevada moral y al morir embalsamar el cadáver a fin de que el doble o alma pudiera ser juzgado por Osiris y obtener un premio eterno. Esta religiosidad influyó en el arte funerario de las pirámides y los hipogeos (o tumbas subterráneas). Además condicionó la sumisión y la bondad del pueblo. Entre los aportes de los egipcios a la cultura posterior, se cuenta el calendario que corregido por los romanos siglos después, es el que está vigente en el mundo. Sus técnicas de momificación revelan grandes conocimientos de anatomía y fisiologia; sus diques, embalses y canales de regadío así como sus monumentales cons­trucciones en piedra demuestran sus altas cualidades como ingenieros y arquitectos. A los egipcios debemos la columna, el arquitrabe y la ilumi­nación interior sin ventanas.

1.7      Mesopotamia

1.7.1   Medio geográfico y períodos históricos. La llanura del Tigris y el Eufrates no está rodeada de desiertos y mares como Egipto, por tanto la Mesopotamia fue escenario de sucesivos pueblos invasores que se impusieron y crearon imperios para luego caer bajo otra invasión. Por otra parte, las crecidas no son tan periódicas como las del Nilo y por ello la economía dependió menos de las inundaciones y los canales de riego.

La historia de Mesopotamia comienza con la cultura de los sumerios (4000-2400 a. de C.), inventores de la escritura, el sistema sexagesimal, los canales, la rueda, etc. A ellos los sometieron los acadios (2400-2200a de C.), pueblo semita de las montañas, pero asimilaron y desarrollaron la cultura sumeria. Hacia el 2200 a. de C. otro pueblo invadió la llanura y los sumerios reaccionaron y recuperaron su predominio.

El Primer Imperio Babilónico (2000-1595 a. de C.) fue creado por los amoritas y bajo el reinado de Hammurabi conquistó toda la Mesopotamia y unificó todas las leyes en el célebre código de Hammurabi grabado en piedra. El Imperio cayó bajo un ataque de los hititas.

Predominio asirio (1360-612 a. de C.). Este pueblo montañero y belicoso del  norte de la llanura se impuso por la crueldad, las tácticas guerreras, su ejército organizado en cuerpos de infantería, carristas, arietes o tanques muy primitivos  y torres e asalto a las murallas enemigas. El Imperio asirio conquistó todo el Cercano Oriente incluyendo Egipto.

Segundo Imperio Babilónico (612-538 a. de C.). Los pueblos se rebela­ron contra los asirios y destruyeron Nínive, la capital, pasando el control de Mesopotamia otra vez a los babilonios pero por poco tiempo; los persas conquistaron Mesopotamia.

1.7.2 La cultura mesopotámica. Fue el resultado de la asimilación y el perfeccionamiento de la cultura sumeria y las que aportaron los sucesivos pueblos. La historia la conocemos por las inscripciones cuneiformes, escritura a base de trazos lineales sobre arcilla húmeda con un estilete que dejaba signos en forma de cuña (de ahí su nombre).

Los diferentes imperios fueron gobernados por reyes también despóticos a quienes se atribuían poderes divinos y ser representantes de los dioses. El ejército y la burocracia estaban al servicio del Estado para hacer sentir el poder de los reyes. La sociedad se dividía en forma muy parecida a la de Egipto pero en Mesopotamia los militares y los comerciantes tuvieron gran importancia social y no existía una clase social de funcionarios o escribas tan decisiva como en el Nilo. La economía de subsistencia era agraria; los reyes dirigían la producción pero los campesinos eran general­mente libres y se agrupaban en comunidades o aldeas comunales. El comercio fue muy activo e importante en la economía mesopotámica.

Las creencias de sumerios, acadios, babilonios, asirios, etc., eran politeístas como en todos los pueblos de la antigüedad, pero adoraban preferente­mente a los astros y el viento, y no tenían una firme esperanza en otra vida como los egipcios; los mesopotámicos creían en la inmortalidad del alma pero que la vida del más allá no era agradable y dependía del capricho de sus dioses a quienes temían. Por ello, los mesopotámicos eran más apegados a lo mundanal, no practicaban una moral elevada como la egipcia y no tenían culto a los muertos.

Entre los aportes mesopotámicos figuran sus conocimientos y descubrimientos astronómicos como los signos del Zodiaco. Su calendario era lunar y dividieron la semana en 7 días. También fueron los inventores del horóscopo, de la multiplicación, la división y el sistema sexagesimal; por ello la circunferencia se divide en 360 grados, la hora en sesenta minutos y el minuto en 60 segundos. Otra contribución fue que su mentalidad práctica y comercial los llevó a crear instrumentos de pago: fueron los precursores del cheque, el pagaré y la letra de cambio; también de los contratos comerciales y de los códigos legales. Su arquitectura fue monu­mental pero no en piedra sino en ladrillo, por ello de sus palacios y templos no quedan sino escombros. Entre sus adelantos figuran la rampa, el arco y la bóveda.

1.8 Los fenicios y otros pueblos del Cercano Oriente

Los fenicios vivían en una estrecha franja junto al mar en los actuales Líbano y Siria y nunca formaron un estado unificado; cada ciudad era independiente. Sobresalieron por ser los grandes navegantes del Medite­rráneo entre los años 1500 y 500 a. de C. Sus embarcaciones ligeras los llevaron hasta Inglaterra y se cree que dieron la vuelta al Africa. A lo largo de las costas mediterráneas fundaron colonias y factorías donde inter­cambiaban productos con los nativos y también hacían esclavos para venderlos en distintos países. Fueron los grandes proveedores de artícu­los occidentales para el Cercano Oriente. Entre sus industrias figuran la del teñido de paños de color púrpura. El gran aporte fenicio fue el perfec­cionamiento y divulgación de un alfabeto inventado por pueblos de Ca­naán y Sinaí. Este alfabeto, al cual los griegos le agregaron las vocales, es el que usamos.

Otro pueblo importante fueron los hititas que crearon un imperio en la meseta de Anatolia; a ellos se les debe la introducción del hierro y el caballo en el Cercano Oriente.

Por último los persas, de origen indoeuropeo, fue el pueblo que se unificó en el siglo VI a. de C. y se constituyó en imperio bajo el mando de Ciro el Grande (556 a. de C) Con un ejército basado en la caballería, los persas conquistaron Mesopotamia, Egipto y demás países del Cercano Oriente. La dominación persa duró hasta fines del siglo IV a. de C. cuando su Imperio fue destruido por Alejandro Magno. El gran aporte persa consistió en sus ideas y su justicia más humanitarias las cuales predominaron desde entonces. También mantuvieron la unidad cultural de todo el Cerca­no Oriente asimilando y difundiendo lo mejor de las culturas egipcia, mesopotámica y de otros pueblos.

1.9      El pueblo hebreo

Según el relato de la Biblia, Abraham y su clan emigró de Mesopotamia a Canaán o Palestina y allí les dieron el nombre de hebreos (gente de lejana procedencia). Tanto Abraham como su descendencia adoraban a un dios único Yahvé quien les había ofrecido guiarlos a la Tierra Prometida y llegaron a constituir 12 tribus (de los 12 hijos de Jacob, nieto de Abraham) que se trasladaron a Egipto donde fueron reducidos a esclavitud. Moisés sacó al pueblo de Egipto y los condujo a través del Sinaí hacia Canaán, la Tierra Prometida. Durante esa travesía que duró 40 años, Moisés afianzó la idea monoteísta entre los hebreos y les dio un conjunto de normas religiosas y civiles, la Ley, que incluía los Diez Mandamientos. Al entrar en Canaán, ya muerto Moisés, los hebreos tuvieron que vencer a los cana­neos y filisteos hasta que pudieron fundar su propio reino (1000 a. de C.) que tuvo corta duración ya que se dividió en dos estados: Israel al norte, con la población de 10 tribus; y Judá al sur con los miembros de las tribus de Judá y Benjamín. De ahí derivan las expresiones israelitas y judíos que si bien tienen significados propios resultan en la práctica sinónimos de hebreos. Estos padecieron sucesivamente la dominación asiria, la babilo­nia y quedaron integrados en el Imperio persa.

A fines de la antigüedad el territorio hebreo pasó a la soberanía de otros reinos y por último al Imperio Romano. En esta época nació Cristo. En el año 70 d. de C., los romanos aplastaron una sublevación judía, destruye­ron Jerusalén y expulsaron totalmente al pueblo hebreo de su patria. Durante 14 siglos dicho pueblo supervivió en distintas partes del mundo unido por su inquebrantable fe en Jahvé y el cumplimiento de la ley mosaica. Esta religión que les prohibía tener más de un templo, represen­tar a su dios, venerar imágenes y cumplir determinados ritos, es lo distinti­vo del pueblo hebreo que siempre se ha considerado pueblo elegido de Dios en virtud de una alianza o pacto con El. De esta religión derivaron más tarde el cristianismo y el islamismo. La más hermosa y rica contribución hebrea a la cultura es la Biblia libro sagrado, histórico, literario y jurídico de los hebreos, que contiene también el Antiguo Testamento o revelación anterior a la venida de Cristo para los cristianos.

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